El Frente Patriótico de Bulgaria, el partido encargado de llevar a cabo el proyecto de Ley anti-burqa en el país hace dos meses, ha dado un paso más y ha conseguido que una mayoría de diputados dé luz verde a comenzar un cambio en el Código Penal para criminalizar la predicación del Islam radical”.

Casualmente, esto ocurre una semana después del intento de golpe de estado en Turquía y del apoyo del Parlamento búlgaro a un nuevo proyecto de ley sobre la prohibición del burqa en espacios públicos. Según Krasimir Karakachanov, uno de los líderes del Frente Patriótico, el proyecto anti predicaciones pretende proteger de “influencia extranjera”.

Pero además de prohibir a los extranjeros predicar en Bulgaria, tampoco permite hacerlo en otro idioma que no sea el búlgaro. Además, prohíbe a organizaciones extranjeras, empresas o ciudadanos donar fondos a las religiones búlgaras.

Karakachanov relata que estos cambios tienen por objetivo “poner fin a los intentos de Turquía de interferir en los asuntos soberanos” del país a través de “instituciones religiosas musulmanas”. Karakachanov se refiere al acuerdo existente desde los años 90 por el que el país otomano entregaba dinero para la creación de escuelas musulmanas en Bulgaria.

Y es que en Bulgaria, un 8’8% de sus habitantes son turcos. Éstos son la primera gran minoría no búlgara del país, con más de 500.000 habitantes pero lejos de los 800.000 que llegó a haber en 1990, época de la creación de las escuelas musulmanas con financiación turca.

Hace ya más de 100 años que hay más de medio millón de turcos en territorio búlgaro. Por si fuera poco, la tercera fuerza del Parlamento de Bulgaria es un partido pro-turcos. El DPS cuenta con 36 representantes -de 240-, el doble de los que tiene, por ejemplo, el Frente Patriótico.